Cursores

viernes, 27 de marzo de 2015

Un cuento impropio

Después de haber leído un texto que trataba sobre un cuento para niños, nuestra profesora de Prácticas del Lenguaje nos propuso crear un breve cuento en grupos que pudiera atraer la atención de niños pequeños. Textos que luego compartimos en clase, así como también aclaramos las dudas que nos habían surgido durante la lectura de estos, también compartimos críticas y halagos. Para responder las dudas surgidas por nuestros compañeros, decidimos mejorar el relato a través de una segunda y mejorada edición, Aquí se las muestro...

                                                             ¿Un buen reencuentro?

Lucas y Sabrina bajaron del auto cansados por el extenso viaje, y el olor a humedad y a guardado que había en la vieja casa de campo de los ya fallecidos abuelos situada en la Toscana italiana, los agobió. Sus papás bajaron los bolsos mientras ellos corrían hacia el bosque; aquel que tantos recuerdos traía de sus abuelos, como si no existiera un mañana.
Los niños entraron al bosque, el cual encontraron siniestro, oscuro, carente de la vida que usualmente parecía denotar. Intentando llegar a la entrada del bosque, una rama espantosamente particular se interpuso en su camino, haciendo que tropezaran y cayeran de lleno en la pantanosa y resbaladiza tierra. La suerte no parecía sonreírles, y aun menos cuando al levantarse, se toparon con dos felinos del color de la mas plena oscuridad, y del tamaño de un temible lobo salvaje. Sin embargo, su aspecto no parecía demostrar lo que su temprana simpatía ya hacía.
 Lágrimas parecían caer de las azabaches mejillas de la felina, quien ya había empezado a susurrar con una voz terriblemente familiar a los pequeños, con la voz de su adorable abuela:
- ¡¡Ay mis niños, mis niños, que grandes están ahora!! ¡¡Hace tanto tiempo que no los veía!!
- ¡¡Ay!!¿Abuela? ¿Eres tú?
- ¡¿En qué te has convertido ahora?!
- ¡Sí mi amor, soy yo!- Respondió la abuela con la mirada perdida.- Y antes de que la abuela terminara su explicación, el abuelo la interrumpió:
- Lo que pasa, mis niños, es que hace un tiempo cortamos un árbol de este bosque para ampliar la casa... pero lo que no sabíamos era que el bosque se vengaría de nosotros lanzándonos una maldición que nos privaría de una vida humana con ustedes y sus padres y... de nuestra libertad, pues ahora no podemos salir del bosque, estamos atascados aquí hasta nuestra muerte. Perpetuamente.- La mirada pareció perdérsele a él también, al igual que la anterior efusividad.
- ¡¡Los queremos igual!, monstruos o humanos siguen siendo nuestros abuelos....!!-Exclamaron los pequeños de seis años dándoles un muy efusivo abrazo a sus abuelos, quienes perversas sonrisas esbozaron.
 Pasaron la tarde, gozando de un montón de juegos con sus queridos abuelos, hasta que una tormenta los atrapó, obligándoles a refugiarse en una tenebrosamente desolada cueva.
Por otro lado, en la casa de campo, los padres se encontraban muy preocupados, pues ya hacía horas que no veían a sus niños. Por lo que decidieron ir en busca de sus hijos por el bosque. Allí los encontraron echados en el suelo sin la más mínima señal de vida, un estado en el que ellos pronto estarían.