Cursores

martes, 25 de octubre de 2016

Los deseos del caminante

En lengua, a partir de la lectura del cuento "El vendedor de ecos" de Mark Twain, decidimos hacer, de a dos, un diálogo con elementos humorísticos presentes en este. Entre ellos incluímos la exageración, la enumeración y lo absurdo. Este diálogo es entre un comerciante y un caminante.
Aquí nuestro trabajo (trabajé con Emilia Hernán):

—¡Señor! Mire usted lo que tengo aquí.
—No quiero nada. Gracias.
—No se vaya, no se arrepentirá.
 El vendedor persigue al caminante intensamente.
—Vea usted, tengo los relojes más rápidos, lapiceras usadas por hasta Benjamin Franklin, celulares, monedas, uñas postizas, pegamento usado, ensaladeras y una... Creo que nada más, ah no, también tengo la dentadura de Michael Jackson para que cantes mejor, protectores que te protegen de protectores. Y también...
—¡Cállese! Solo me interesa un tipo de elemento para así poder finalizar mi colección. Y si usted no tiene eso, pues me largo. 
—¿Qué quiere? No tenga dudas, seguro lo tengo. 
—Busco... Busco la más hermosa y gris pelusa.
 Después de un corto largo momento de búsqueda, finalmente encuentran el extraño preciado objeto que buscaba el caminante.
—Bueno, esto te saldrá $10 —dijo el vendedor con cara de asco. 
—¿Te crees que soy estúpido? Esta reliquia sale más, mucho más. Es por eso que decido dejarte mi más preciada fortuna. Toma estos caramelos de frutilla.
 El caminante se va campante y contento con su pelusa mientras que el vendedor se quedó boquiabierto. 




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